Notas con Bienestar

"Mia y Sebastian: amor, amistad, perseverancia, vitalidad, generosidad, resiliencia". Película musical, de corte romántico y dramático , estrenada en el 2016, no sólo nos hace soñar , también nos emociona , nos conmueve y lo más importante, nos entrega varias lecciones positivas para nuestra vida a través de la historia tejida entre sus personajes Mia y Sebastian . 1. En primer lugar, la perseverancia y la vitalidad sobre los sueños o metas. Ambos personajes, a pesar de los obstáculos, nunca dejaron de mantener la llama encendida de sus sueños y muchas veces, como cualquier persona, sentían cansancio y desánimo, pero no desistían, así hallaran un rumbo diferente antes de concretar finalmente sus sueños. 2. En segundo lugar, la demostración de la amistad y el amor sin apegos dañinos. Una relación saludable se basa en el respeto hacia la individualidad de cada uno dentro de la pareja. Mia y Sebastian eran profundamente amigos y estaban enamorados, respetaron los su

Yo admiro y adoro a la mujer que me dio la vida porque desde ese lugar donde me acogió y protegió durante nueve meses, empecé a crecer y sentir su amor. Al verla y ver a todas aquellas mujeres que se han convertido en madres, pienso en cuántas veces se han dedicado a entregar todo de si y de su tiempo a los retoños que marcan su vida para siempre. Esos retoños que irán creciendo y llegado un momento, echarán vuelo y formarán sus propias vidas fuera de los brazos de su madre. Ese lapso de tiempo en que una mamá va viendo crecer y formar a cada uno de sus hijos, se convierte en una experiencia única que las vuelve más admirables, pues muchas de ellas se dedican exclusivamente a ser madres, una labor excepcional en estos tiempos donde la maternidad resulta de un descuido o es tomada como un juego. Esa labor admirable debe ser agradecida. Pregúntate: ¿cuántas de estas madres a tiempo completo ponen como prioridad el amor, cuidado y formación de los hijos, dejando de lado sus metas pro

A lo largo de la vida, nos ha sido más fácil, aceptar con alegría y orgullo nuestros avances , las metas cumplidas o nuestros logros, etc. Si algo que emprendemos, sea en la vida profesional o personal, va tomando forma y sentimos que ese es el camino a seguir, somos realmente felices y la expectativa por los resultados, nos hace aumentar la lucha por aquello que anhelamos se concrete. Pero, ¿qué pasa si aquello no resulta cómo lo habíamos imaginado? , ¿si hemos invertido, no sólo un capital, sino nuestros sentimientos en ello?, ¿nos es fácil aceptar que hemos perdido? Claro que no es fácil aceptar un fracaso, una derrota, un no. Y tampoco es fácil resurgir después de una experiencia en la que, sobre todo, la inversión efectuada está vinculada al sentimiento del amor. Un fracaso en una relación sentimental puede atraparnos demasiado en pensamientos tristes y desolados, que ese daño, esa herida que sentimos, puede asemejarse a un dolor físico debido a su intensidad y temporalidad e