Madre, amor y admiración


Yo admiro y adoro a la mujer que me dio la vida porque desde ese lugar donde me acogió y protegió durante nueve meses, empecé a crecer y sentir su amor.
Al verla y ver a todas aquellas mujeres que se han convertido en madres, pienso en cuántas veces se han dedicado a entregar todo de si y de su tiempo a los retoños que marcan su vida para siempre. Esos retoños que irán creciendo y llegado un momento, echarán vuelo y formarán sus propias vidas fuera de los brazos de su madre.
Ese lapso de tiempo en que una mamá va viendo crecer y formar a cada uno de sus hijos, se convierte en una experiencia única que las vuelve más admirables, pues muchas de ellas se dedican exclusivamente a ser madres, una labor excepcional en estos tiempos donde la maternidad resulta de un descuido o es tomada como un juego. Esa labor admirable debe ser agradecida.
Pregúntate: ¿cuántas de estas madres a tiempo completo ponen como prioridad el amor, cuidado y formación de los hijos, dejando de lado sus metas profesionales?  Antes, eran más aquellas mujeres que lo hacían y probablemente sus hijos hayan crecido con la presencia más frecuente de una madre atenta a ellos. Hoy en día, el panorama es diferente, pero no disminuye el mismo amor de la vocación que tienen en sus corazones.
Las madres de hoy, no sólo hacen todo lo posible por serlo, por estar ahí, amar y cuidar a los hijos, también no dejan de lado sus labores profesionales, comparten las 24 horas del día, entre la labor maternal y las responsabilidades del trabajo, sumándole, a la vez, la relación de pareja. Todo lo que comprende pasar a la etapa de ser madre, causa en mi, admiración y respeto.
Pienso que no hay forma de retribuir a una madre, todo lo que han hecho y hacen por nosotros. Pienso que sus años han pasado a través de nuestras miradas y que su piel va reflejando la madurez y sabiduría que siempre podemos encontrar en una palabra que escuchemos de ellas.
Mi más sincera admiración por aquellas madres que en su diario trajinar están ahí, están presentes, no desmayan, hacen todo lo posible por darles lo mejor a sus hijos, cuando saben que lo mejor siempre será el amor expresado en afecto, en su presencia, en sus palabras, en hacerles sentir a sus hijos que son amados y por nada, eso cambiará.

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